¿Por qué te bloqueas cuando más motivado estás?🔐La clave está en la activación mental

¿Por qué te bloqueas cuando más motivado estás?🔐La clave está en la activación mental

En el día a día, entender cómo funciona nuestra activación frente a los estímulos es clave para regularnos mejor. Saber si necesitamos calmarnos o activarnos puede marcar la diferencia entre rendir bien o bloquearnos, tomar decisiones útiles o quedarnos paralizados.


2. Funcionamiento de la forma de U: el rendimiento es equilibrio


Esta teoría se basa en la Curva de Yerkes-Dodson, que muestra que la relación entre activación (o “arousal”) y rendimiento tiene forma de U invertida.

  • Cuando hay muy poca activación, como cuando estamos aburridos o apáticos, no encontramos la motivación suficiente para actuar.
  • Si hay demasiada activación, como en situaciones de estrés extremo o ansiedad, nos bloqueamos y nuestro rendimiento cae.
  • En cambio, hay un punto óptimo de activación donde estamos suficientemente motivados pero no desbordados, y es ahí donde funcionamos mejor.

3. Cuando la activación es demasiado alta: regular la energía para no bloquearnos.


Imagina que un día te despiertas con una idea potente: quieres cambiar de vida, dejar tu trabajo actual y empezar un proyecto propio que te apasione. La emoción es tan grande que tu mente se acelera: visualizas todo lo que podrías lograr, los pasos que tienes que dar, los riesgos, las decisiones difíciles… Y sin darte cuenta, la activación es tan alta que en vez de motivarte, te paraliza. Te abruma tanto la magnitud del cambio que terminas sin hacer nada.

En este caso, tu sistema de activación ha superado el punto óptimo de la U. La emoción, en lugar de impulsarte, te sabotea. Para regular esta activación y volver al punto medio, puedes aplicar varias estrategias:

  • Bajar el foco al presente inmediato: céntrate en una sola acción pequeña que puedas hacer hoy (por ejemplo, investigar a alguien que ya lo haya hecho).
  • Escribir tus ideas en papel: sacar los pensamientos de la cabeza ayuda a ordenarlos y bajar la ansiedad.
  • Limitar la planificación mental: dedica solo 20 minutos al día a pensar en el proyecto y luego haz otra actividad para desconectar.
  • Descargar la energía físicamente: salir a caminar o hacer ejercicio ayuda a rebajar la sobreexcitación.
  • Hablar con alguien de confianza: expresar tus dudas en voz alta reduce el peso emocional.
  • Recordarte que no tienes que decidirlo todo hoy: lo importante es avanzar poco a poco, no resolverlo todo de golpe.

Por otro lado, también está la casuística en la que podemos tener un nivel de energía por debajo del equilibrio como veremos a continuación.

4. Cuando la activación es baja: cómo subirla o soltar el estímulo si no merece la pena


Ahora imagina que tienes una tarea que no te estimula: reorganizar unos papeles, leer un documento aburrido o hacer ejercicio cuando estás apático. Estás en la parte baja de la U: la motivación es tan baja que no arrancas.

Para subir esa activación y llegar al punto óptimo, puedes probar:

  • Poner música que te active o te motive.
  • Ofrecerte una pequeña recompensa al terminar.
  • Hacer un cambio de entorno o postura corporal para cortar la inercia.
  • Iniciar con solo 5-10 minutos y ver cómo te sientes.
  • Buscarle un propósito o conectar esa tarea con algo más importante para ti.

Y si, tras probar todo esto, notas que el estímulo realmente no tiene valor para ti, tal vez lo más inteligente sea descartarlo. No todo lo que “deberíamos hacer” merece nuestro tiempo y energía.