Hace poco escuché a Borja Vilaseca decir que tú no puedes decidir los pensamientos que vienen a tu mente. Que lo que te tienes que haces es mirarlos desde fuera (la técnica del observador) y reírte de ellos. Y esto es una verdad a medias. Tus hábitos y actos crean la mayor parte de tus pensamientos y por consiguiente cómo te sientes ¿Te lo demuestro con ejemplos?¿Te cuento la solución?¡Pues quédate!
Cuando decides postergar
Cuando has tomado el hábito de dejar para después, has actuado en modo postergación. Y Esto lo hacemos por dos motivos: la falta de autoestima o el exceso de confianza. Ambas cuestiones son fatídicas. Y después de postergar, vendrán una serie de pensamientos del tipo: »no lo hice porque soy un dejado» o »no lo hice por pereza». Entonces, es cuando esos pensamientos te llevarán a sentimientos de desesperación y estados de estrés. Así creo haber explicado que tus actos y hábitos deciden en parte lo que piensas y sientes.
La solución: hacerlo ahora, y disfrutando del momento
Cuando te saltas tu plan alimenticio o de entrenamiento
Este hábito o acto de no seguir a rajatabla tu plan nutricional o de entrenamiento es destructivo. A parte de la consecuencia de tener un físico poco saludable, tendrás la creencia de ser una persona incapaz de seguir una alimentación saludable. Y esto hará tener pensamientos del tipo: »soy una persona sin disciplina» que a su vez te lleva a un sentimiento de infelicidad. Por lo tanto, vemos una vez más como tus actos determinan tus pensamientos y emociones.
La solución: lleva a cabo tus planes nutricionales y de entrenamiento, siendo a su vez realistas. No quieras ser Beyoncé en 3 meses.
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