Es normal que nadie quiera defraudarse a sí mismo y a los demás. Se debe a esa parte nuestra, el EGO, que siempre quiere vernos ganar, ser líderes y no vernos en el suelo. Pero ten sensatez, siempre habrá momentos en los que falles y en los que te ganen, y de nada vale el Ego excepto para provocarte sufrimiento y estrés.
Una vez que somos conscientes del miedo al fracaso producido por el EGO, ya hemos dado un gran paso, ¡sabemos que es por eso! Pero aquí lo importante, y de lo que va este artículo es… ¿cómo me vuelvo valiente ante situaciones difíciles y cómo hago para que no me paralice el miedo? Y la respuesta es…
Celebra tus derrotas
Cuando fracasamos en algo, desde pequeños, nos solemos compensar con refuerzos negativos. Es decir, cuando perdiste un partido te fustigaste y lloraste quedándote en casa a solas. Cuando suspendiste esa prueba te quedaste un fin de semana entero sin salir, aparentemente para estudiar. Y cuando no respondiste de la forma en que debías hacerlo, te volviste a fustigar con pensamientos del estilo… que estupideces hiciste!
Todo ello tiene un factor común, y es que después de haber echo algo malo te castigaste. O lo que es más técnico, ante un error te diste un refuerzo negativo, un escarmiento.
Pero la cosa cambia cuando haces todo lo contrario: cometes un error y te das una recompensa, es decir, un refuerzo positivo. Lo que hacemos así es volvernos más fuertes y perder el miedo al error y por lo tanto a actuar. Pero… ¿Por qué?
Eliminamos la parálisis
Cuando asociamos error a una recompensa, nuestro cerebro pierde el miedo al fracaso porque sabe que acto seguido el espera algo bueno. Si de forma repetida, cada vez que obtenemos un resultado erróneo o no era el esperado cogemos y nos damos un caprichito nuestra mente eliminará el miedo a errar
Entonces, de forma mágica, empezamos a andar por la vida con una sensación de felicidad y soltura. Sabemos que nuestros errores solo nos hacen aprender y no pueden paralizarnos por el miedo a volver a errar. Pero… Dime algunos ejemplos de refuerzos positivos a mis errores, ¿me estarás pidiendo verdad?…
Caprichos para nuestros fallos
Si por ejemplo acabas de realizar un examen y no ha salido bien, puedes optar por encerrarte en tu casa a estudiar más, y de mala forma, o salir con tu gente a dar una vuelta para despejarte y estudiar después con buen ánimo.
Cuando el día no ha salido como tu esperabas por cualquier motivo, puedes coger e ir a última hora al cine para quedarte con buen sabor de boca. Le estás diciendo a tu mente… eh! oye! que aunque haya salido mal tu vales mucho y tienes que darte un capricho! Así estarás mejor preparado para la próxima.
También puedes darte cariño. Imagina de nuevo que has fallado en algo. Pues coge, date un baño de agua caliente, cuida tu piel con crema, aceite, córtate la barba, ponte una mascarilla o arréglate la barba! Dile a tu error que no pasa nada, que no hay miedo, que aunque la vida te ponga barreras tu seguirás siendo feliz y cuidándote.
¿Que pasa al final?
Al final acabas volviéndote una persona fuerte a nivel mental. No le tienes miedo al error y por eso te levantas una y otra vez en la lucha por tus objetivos. Así, y estando de buen humor no te quedas paralizado. Te lanzas la orden de que tu tus errores son solo aprendizajes y el miedo a ellos no puede paralizarte… Es más! te catapulta! Solo valen para hacerte aprender y darte más caprichos. Al final estarás deseando errar…
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