Un mundo materialista, y de continuas corrientes contrarias y extremistas con la comida, o la política, no es una casualidad. Es la forma en que se ha educado a una sociedad. Y esto empieza sobre todo desde la niñez, cuando educamos a los menores en los alimenticio o de competitividad, entre otros.
A continuación explicaremos estos fenómenos y una serie de soluciones o consejos para la educación en estos ámbitos
La educación de los padres en la comida
He sido testigo de las innumerables veces que unos padres le dicen a sus hijos cómete esto que te vas a poner muy grande. Sin embargo, pocos dicen cómete esto que vas estar más saludable.
Esto provoca que la educación recibida sea el hecho de que comer es simplemente una forma de mejorar nuestro físico, para impactar a los demás, y no de estar más saludable.
Consecuencias del ego en la alimentación
Así, bajo mi opinión, se ha ido forjando una sociedad que tiene mala relación con la comida. Comemos más para estar más fuertes, sin importarnos la salud ni el ecosistema, y comemos más cantidad ante grupos de personas como una demostración de poder y superioridad.
Y poco a poco, esto puede llevarte a trastornos extremistas alimenticios. Me refiero a gente que solo come verdura, gente que solo come carme, o gente que solo puede comer real food, e incluso a gente que dice no comer. Todos están en los extremos.
Consejos ante la mala educación alimentaria
Si cada vez que comemos damos el refuerzo hazlo que así te vas a poner más grande, simplemente estamos creando una relación materialista entre el hecho de comer y nuestra forma de vivir… Cambiémoslo por come esto que te hará sentir mejor.
La educación de los padres en la personalidad
Pero también a una forma típica de educar a los menores, e incluso a los adultos, siendo esta la causante de las disputas y guerras del mañana. Algunos ejemplos te los muestro a continuación.
Perfección y comparación
Cuando un niño le dice a sus padres que ha sacado un 10 el ambiente se vuelve eufórico. Pero cuando este ha sacado un 7, le pueden decir que la próxima vez sacará la mejor nota. Entonces el niño tiene como única misión el 10, porque le han dicho que la próxima vez sacará mejor nota.
Pero no solo eso, tampoco le han dicho que no pasa nada, ni tampoco le dijeron que un siete a veces también está bien. Entonces el niño desprecia ese 7 y entra en estado de ansiedad y rechazo hacia este. Y mucho menos le dijeron que te acercaras al del 10 para preguntarle cómo lo había conseguido.
El ego y la competitividad
Entonces se forjan personas, que quizás nunca lleguen al 10 y desprecien su 7 porque así se aprendió. Pero mucho peor es crear una personalidad que no celebra a a otras, y que no les pide consejo para mejorar.
Así, la gente no quiere ser igual de buena que el que está por encima… Solo quieren que el que está por encima baje a su nivel, a su infierno. Y no por crueldad, sino por educación. Recuerda que no estamos dispuestos a preguntarles que hicieron para llegar al 10, por tanto solo nos queda esperar a que bajen para no considerarlos una amenaza por superioridad…