Últimamente hemos asistido en economía a una serie de intervenciones por parte de los gobiernos con respecto a los precios, ya sea subvencionando la gasolina o limitando precios.
¿Pero que tiene todo esto que ver con la psicología?¿Es bueno intervenir el mercado directamente a nivel psicológico?¿Las economías intervencionistas atontan a la población?
Daré respuesta a todo esto explicando en primer lugar los métodos más válidos a la hora de intervenir el mercado.
Formas adecuadas de intervenir el mercado
La mejor forma de intervenir un mercado es la intervención indirecta. Es decir, gestionar la situación sin ayudar a nadie de forma directa.
Cuando un gobierno ve que las empresas se están colando de la raya y abusando de su poder en el precio deben de intervenir aumentando la competencia.
Es decir, si las eléctricas suben el precio facilita que otras eléctricas vengan al mercado y bajen los precios por el aumento de la competencia.
Nunca les limites precios a las empresas o subas los impuestos. Tampoco ayudes a clientes subvencionando precios. Nunca intervengas de forma directa… ¿pero por qué?
Razones para no intervenir el mercado directamente
Tanto ayudar al cliente subvencionando el precio de algo como subir impuestos a la empresa es mala idea.
Cuando ayudamos al cliente en el precio, la empresa se aprovechará y producirá un incremento en el precio de la misma cuantía que la ayuda. Esto hará que el cliente pague lo mismo y el estado aumente su deuda.
Cuando subimos los impuestos a las empresas, estas acabarán trasladando ese aumento de coste al precio que paga el cliente para compensar… y entonces quizás te preguntes por qué los gobiernos intervienen.
La respuesta más sencilla es que una ayuda directa a la sociedad es el mejor voto asegurado.
En resumen
Podemos decir que el aumento de competencia mejora la calidad del producto ofrecido y produce una bajada de precios para competir.
Si ayudamos al consumidor, eliminando el libre mercado, este no sabrá actuar por si solo y siempre dependerá de las ayudas del estado.
Un gobierno (formado por gente funcionaria) no debería de proponer medidas en un mundo empresarial puesto que no tienen experiencia.